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OBJETIVOS: . Promover el estudio, la difusión y la práctica de la Doctrina Espírita, prestando atención fraterna a las personas, .que buscan esclarecimiento, orientación y amparo para sus problemas espirituales, morales y materiales; .y que quieran conocer y estudiar la Doctrina Espírita en sus aspectos científicos, filosóficos, sociales, morales, espirituales y religiosos.

viernes, 1 de junio de 2012


Conferencia
La Propuesta de Jesús para alcanzar  la Felicidad
            J. Gabriel Baquero A.
Introducción


Cuando Gandhi nació en 1869 los ingleses mantenían su parasitismo sobre el pueblo Indiano en detrimento de su economía.

Ya adulto en Inglaterra con el propósito de estudiar derecho entro en contacto con el Evangelio de Jesús emocionándose  y enamorándose  de él comentándole a un amigo lo siguiente: “Si toda la literatura de la tierra  pereciere y solo quedara el Sermón  de la montaña nada estaría perdido. Y en otra oportunidad Dijo; yo amo a Jesucristo pero temo a los Cristianos, ellos tienen la Biblia con más de cuatrocientas páginas y odian a sus hermanos, se maltratan, se matan entre sí, se destruyen aun teniendo entre sus manos este código de Amor.
     
El hombre sigue enfermo, pero ayer como hoy la propuesta es la misma; “No hagas a otros lo que no quieres para ti” Si buscas la Felicidad ama, si quieres la paz sirve, el que se ensalce será humillado y el que se humilla será ensalzado y entonces el maestro por excelencia… Jesús de Nazareth coloca la humildad y la caridad como condición absoluta para la felicidad.

Los discípulos de Jesús y particularmente los que aspiramos pertenecer a la falange del Espíritu de Verdad bajo las luces esclarecedoras de la Doctrina Espírita tenemos que tener una visión del mundo opuesta al materialismo. La verdad que apenas comenzamos a vislumbrar nos dice que somos seres espirituales viviendo una experiencia material. Que fuimos creados por Dios nuestro padre Amoroso para ser felices.

Que esa felicidad la alcanzaremos logrando el desarrollo de nuestra Espiritualidad y cultivando los dones intelectuales y morales del Espíritu. El primero de los dones y el que nos da acceso a todos los demás es la Humildad.
Tengamos por tanto en el corazón y en la mente los tres principios morales indicados por Jesús:

1.AMAR A DIOS: Amar las leyes materiales, morales y espirituales de la vida que están contenidas en el universo infinito, en los mundos, en la naturaleza, en las cosas, en los seres, en las infinitas esferas espirituales. 

2.AMAR  AL PRÓJIMO: Amar a los semejantes con los cuales nos relacionamos en la familia y en la sociedad, con comprensión, ejemplificación, trabajo, caridad material y moral.

    3. AMARSE A SI MISMO: Cuidar con cariño,  paciencia y determinación en el perfeccionamiento de nosotros como espíritus inmortales que somos. Interesarnos en estudiar, comprender, asimilar y practicar los principios morales y espirituales de las normas contenidas en el Evangelio de Cristo, sin Jesús en la mente y en el corazón, no habrá educación de nuestras almas, ni la adquisición de la luz íntima para la caminata evolutiva.

¡El corazón- sede de la ultrasensibilidad del alma- necesita vibrar y sintonizarse plenamente con las leyes de Dios y los códigos del Evangelio del Señor Jesús, a fin de que se enriquezca con las luces de la verdad y del amor!
Kardec cita a Jesús haciendo un desglose de sus enseñanzas:
Bienaventurados los pobres de espíritu, es decir los humildes, porque de ellos es el reino de los cielos…
Bienaventurados los que tienen el corazón puro…
Bienaventurados los afligidos…
Bienaventurados los mansos y pacíficos…
Bienaventurados los que son misericordiosos, porque alcanzarán misericordia…
Amad a vuestro prójimo como a vosotros mismos…
Haced a los otros lo que quisierais que hiciesen con vosotros…
Amad a vuestros enemigos…
Perdonad las ofensas si quisiereis ser perdonados…
Haced el bien sin ostentación…
Juzgaos vosotros mismos antes de juzgar a los otros…

A pesar de este ejemplo y de estas palabras que llevan más de dos mil años de haber sido proferidas, encontramos que los prejuicios, la falta de indulgencia, la intolerancia y lo que es más importante, la falta de amor y la ausencia de la capacidad de perdonar, aun dominan nuestros corazones. Es que sin humildad, que es la llave, no se puede abrir el cofre que guarda los tesoros del Evangelio de Jesús.

“Y Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”.
Si la verdad libera y ella está en Jesús ¿Cómo hablar de libertad sin hablar con él? ¿Cómo ser libre sin estar con él? ¿Y cómo hablar o estar con Jesús a no ser por los lazos de la oración y del trabajo, del cumplimiento de nuestros deberes, especialmente el compromiso de reformarnos convirtiéndonos en sus instrumentos activos?

“Amaos los unos a los otros como yo os he amado”.
Siendo el Espiritismo, el consolador prometido por el Cristo, debe guardar una similitud muy grande con él. Ahora bien, siendo la tarea del Maestro la de la educación de los hombres, para que surja una generación de hombres de bien, la tarea de la Doctrina Espírita es la  de educar a las almas y la principal tarea de los Centros Espíritas es la de enseñar Espiritismo.

Amemos como nos enseñó Jesús y comprenderemos nuestro destino.
Sirvamos como lo hizo El y cumpliremos nuestra misión.
“Si me amáis guardad mis mandamientos”.
Jesús nos dejó este gran desafío para todos nosotros: APRENDER A AMARNOS A NOSOTROS MISMOS.
¿Qué será, verdaderamente amarnos a nosotros mismos?
Este interrogante sugiere otra  pregunta:
¿Quién soy yo? NECESITO SABER QUE SOY, QUIEN SOY, DE DONDE VENGO Y PARA DONDE VOY, A FIN DE CUIDAR DE MI MISMO!


La filosofía Espírita enseña que la criatura humana es un Espíritu inmortal, poseyendo su individualidad, personalidad propia, cargando un enorme bagaje de buenas o malas cualidades morales, acusando determinado grado evolutivo espiritual como resultado de milenios de experiencias reencarnatorias.

 A MODO DE CONCLUSION
Jesús  y el mundo:
"Si Jesús no tuviese confianza en la regeneración de los hombre y en el perfeccionamiento del mundo, no habría venido al encuentro de los hombres y no habría caminado por los oscuros caminos de la Tierra.

No podemos, por eso, perder la esperanza y no nos cabe el desánimo, delante las pequeñas y benditas luchas que el Cielo nos concedió, entre las sombras de las humanas experiencias.
Espíritus sublimes, salieron diplomados en santificación en la escuela del mundo, constituidos hoy en patrones benditos de la evolución terrestre.

No nos compete menospreciar el plano de aprendizaje que nos alimenta y nos abriga, que nos instruye y nos perfecciona.
Si el mejor no auxilia al peor, en balde aguardaremos la mejoría de la vida. Si el bueno desampara al malo, la fraternidad no pasaría de mera ilusión.            Si el sabio no ayuda al ignorante, la educación redundaría en mentira peligrosa. Si el humilde huye del orgulloso, surgiría el amor como vocablo inútil.

Si la virtud no socorre a las víctimas del vicio  y si el bien no se dispone a salvar a cuantos se arrojan a los despeñaderos del mal,  de nada serviría la predicación evangélica en el campo del trabajo que la Providencia Divina nos confió.

El Maestro no era del mundo, pero vino hasta nosotros para la redención del mundo. Sabía que sus discípulos no pertenecían al acerbo moral de la tierra, pero nos envió a convivir con los hombres para que los hombres se transformasen en servidores devotos del bien, convirtiendo el planeta en su reino de luz.
El cristiano que huye al contacto con el mundo, con el pretexto de resguardarse contra el “pecado”, es una flor parasitaria e improductiva en el árbol del Evangelio, y el Señor, lejos de solicitar ornamentos para su obra, espera trabajadores abnegados y fieles que se dispongan a remover el suelo con paciencia, buena voluntad y coraje, a fin de que la Tierra se habilite para la sementera renovadora del gran Mañana".

Espíritu: Emmanuel

Psicografía: Francisco C. Xavier

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