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OBJETIVOS: . Promover el estudio, la difusión y la práctica de la Doctrina Espírita, prestando atención fraterna a las personas, .que buscan esclarecimiento, orientación y amparo para sus problemas espirituales, morales y materiales; .y que quieran conocer y estudiar la Doctrina Espírita en sus aspectos científicos, filosóficos, sociales, morales, espirituales y religiosos.

miércoles, 29 de octubre de 2014

   EL VICIO DEL ALCOHOL Y SUS CONSECUENCIAS
En el mundo espiritual no consideramos la industria del alcohol como un mal, sino como un incontestable beneficio para el ser humano. Vuestro mundo debe muchos favores al alcohol, pues es un elemento de gran utilidad. Sirve para la fabricación de distintos productos, tintas, desinfectantes, lociones etc.  Higieniza las manos, desinfecta las contusiones infectadas; limpias los muebles y las ropas; quita manchas y asea objetos diversos, destruye gérmenes peligrosos y enriquece los recursos de la química del mundo. Usado con cuidado en los medicamentos, estimula el aparato cardiaco, ayuda la filtración hepática y desobstruye las venas atacadas por las grasas en los hombres de edad. El abuso en su ingestión, es el que merece censuras, pues envilece, deprime y mata, puesto que se fabrican las más variadas bebidas presentadas con reclamos pomposos.
El alcohólico, ya sea el que se embriaga con el whisky carísimo o el que se entrega al pobre aguardiente, no pasa de ser un “vaso vivo” mediante el cual muchos espíritus desencarnados y viciados se esfuerzan para beber “entéricamente” y aliviar su ardiente sed de alcohol. Muchas veces, el hombre se rebela contra las vicisitudes de la vida humana y se entrega, a la embriaguez constante; pero no sabe que las entidades astutas de las sombras lo siguen incesantemente, alimentando la esperanza de convertirlo en su recipiente vivo o en su tentáculo absorbente en el mundo carnal.
(…)Son pocos los encarnados que saben del terrible peligro que se esconde detrás del vicio del alcohol, puesto que la embriaguez es una de las situaciones más vigiladas por los espíritus viciosos que procuran el deseado “puente vivo” para satisfacer sus deseos en el mundo de la materia, Los espíritus desencarnados que son esclavos de las pasiones y vicios que sufrían mientras vivían en la carne—en virtud de la falta del cuerpo físico--. Debido a la fácil excitabilidad natural del periespíritu, ese deseo se centuplica en forma de una ansiedad insoportable y desesperante, como sucede con los morfinómanos, que sólo se calman con la droga. Es un deseo furioso, aplastante y sádico. La víctima se alucina viviendo las visiones más pavorosas y aniquilantes. Y cuando eso sucede con espíritus sin escrúpulos son capaces de todas las infamias y bajezas contra los encarnados, con tal de mitigar su sed de alcohol; semejándose a los desesperados esclavos del vicio de los entorpecientes.
Los neófitos sin cuerpo físico que llegan al Más Allá ardiendo bajo el deseo del alcohol, aprenden pronto con los veteranos desencarnados cuál es la mejor manera de mitigar, en parte, la sed alcohólica. Como ya hemos dicho en distintas ocasiones, las almas, después de desencarnadas, se buscan y se atraen por los mismos vicios, ideas y sentimientos, hábitos e intenciones. Como consecuencia de esa ley, los encarnados que se vician con bebidas alcohólicas, pasan a hacer también acompañados por espíritus de alcohólicos desencarnados, esclavos todavía del vicio envilecedor, que hacen cualquier cosa para transformar a sus víctimas en “vasos vivos”, para saciar sus deseos.
En general, los infelices alcohólicos, al dejar sus cuerpos cocinados por el alcohol, en las zanjas,, en los catres de los hospitales o en los lechos ricos, despiertan aquí enloquecidos por el deseo desesperado por satisfacer el vicio. Cuando se enfrentan con la realidad de la supervivencia en el Más Allá del Túmulo y comprenden que la vida espiritual superior exige la liberación del vicio degradante, se desesperan y se niegan a abdicar del deseo pervertido. Solamente un número reducido se entrega, sumiso, a la terapia del sufrimiento purificador y consigue resistir al mórbido deseo, para lograr la mayor eliminación posible del eterismo tóxico remanente del alcohol, recibiendo el auxilio de los bienhechores y ayudado a vencer la fase más crucial después de su desencarnación. Ciertas almas valerosas y decididas, después de desligarse por completo de los deseos del alcohol se entregan ardorosamente al servicio de socorrer a los alcohólicos, alrededor de la tierra, no sólo influenciándolos para que dejen el vicio, sino cooperando en los ambientes espirituales y junto a las instituciones religiosas, conduciendo a los enfermos y sufridores de los efectos del alcohol, con el fin de inspirarles la pronta liberación del dominio del terrible adversario.
La desencarnación o muerte, no destruye los deseos, pues éstos son psíquicos y no físicos. Después de la muerte corporal cuando el alma se ve impedida de la satisfacción alcohólica, es precisamente cuando su deseo se recrudece más y la idea  de la imposibilidad de saciar el vicio le produce atroz desesperación.
(…) La simple perspectiva de no poder saciar la angustiosa sed del alcohol traída de la tierra, deja a esos infelices alcohólicos ciegos y enloquecidos bajo los más cruciantes acontecimientos. Se rompen en ellos las cadenas de cualquier convención o deber afectuoso, llevándolos a practicar viles torpezas para conseguir el alcohol. Aquellos que han presenciado los ataques etílicos de los alcohólicos y se compungieron ante sus alucinadores delirios, no han observado, sin duda ni el veinte por ciento de lo que acontece a esos desgraciados dominados por el vicio, cuándo son lanzados brutalmente al mundo espiritual, además de eso, las entidades de las sombras procuran auxiliar a los viciados recién llegados al espacio, enseñándolos a tener paciencia y a buscar su “médium electivo” en la superficie de la tierra a fin de convertirlo en un dócil “vaso vivo” que en forma de un servidor, le mitigará en el mundo material la sed ardiente del 

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